domingo, 22 de noviembre de 2009

El Santo Rosario

El Santo Rosario (del latín rosarium «rosal») es un rezo tradicional católico, que conmemora veinte "misterios" de la vida de Jesucristo y de la Virgen María, recitando después de cada uno un Padre nuestro, diez Ave María y un gloria.
También se llama "rosario" a la
sarta de cuentas que se utiliza para rezar el Santo Rosario. Las cuentas están separadas cada diez por otras de distinto tamaño y la sarta está unida por sus dos extremos a una cruz.

Orígenes del rosario
El Rosario comenzó a utilizarse en el
catolicismo alrededor del año 800. En los monasterios se suelen recitar los 150 salmos en la Liturgia de las Horas, pero a los fieles que no eran sacerdotes ni monjes, al no poder seguir esta devoción (porque en su mayoría no sabía leer) se les enseñó una práctica más sencilla: la de recitar 150 avemarías. Esta devoción tomó el nombre de "el salterio de la Virgen".
Su popularidad y desarrollo se dio en el s. XIII, cuando surgió el movimiento
albigense, un grupo de iluminados que negaban varias doctrinas esenciales de la Iglesia Católica y que llegó a convertirse en un grupo violento. Ante los enfrentamientos entre la Iglesia y los albigenses, santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los Predicadores (más conocidos como dominicos), parece haber promovido en sus misiones el rezo de una forma primitiva del Rosario. Al ser los dominicos una orden de predicadores y estar siempre en medio del pueblo, su devoción se hizo popular, generando la aparición de cofradías y grupos de devotos por doquier, junto con relatos de milagros que acrecentaron su fama. Aunque la devoción decayó durante el siglo XIV, la orden de los Predicadores siguió fomentándola.
El
beato Alano de la Rupe fue el encargado de hacerla resurgir, tarea seguida por Jacobo Sprenger, prior del convento de los dominicos en Colonia (Alemania). Para el siglo XVI ya estaba con su forma manejada hoy: Contemplación de los "misterios", Credo, Padre nuestro y Ave María como oraciones principales y las cuentas o granos como medio de llevar la oración.
Sobre el Avemaría es preciso señalar que la segunda mitad de la oración fue añadida a la primera en el siglo XIV, pero su uso se hizo universal cuando el
papa san Pío V promulgó el Breviario Romano y mandó que se rezase al principio de cada hora del Oficio Divino, después del Padre nuestro.
Fue la
batalla de Lepanto la que causó que la Iglesia le diera una fiesta anual al rezo del Rosario, ya que el papa San Pío V atribuyó la victoria de los cristianos sobre los turcos a la intercesión de la Virgen María mediante el rezo del Rosario. La fiesta fue instituida el 7 de octubre. Primero se la llamó "Nuestra Señora de las Victorias", pero el papa Gregorio XIII la cambió por la fiesta de "Nuestra Señora del Rosario".
Un fenómeno muy importante en torno a esta devoción fue el de los Rosarios públicos o callejeros, que surgieron en Sevilla en 1690 y se extendieron muy pronto por España y sus colonias americanas. Eran cortejos precedidos por una cruz y que constaba de faroles de mano y asta para alumbrar los coros y estaban presididos por la insignia mariana denominada Simpecado. Fue la principal referencia de la devoción y en Sevilla llegó a haber en el siglo XVIII más de 150 cortejos que diariamente hacían su estación por las calles rezando y cantando las avemarías y los Misterios. Los domingos y festivos salían de madrugada o a la aurora. Al principio eran masculinos, pero ya en el primer tercio del XVIII aparecieron los primeros Rosarios de mujeres que salían los festivos por la tarde.
Hasta el día de hoy, el Rosario sigue expandiéndose como devoción predilecta y ha sido tomada como oración universal y recomendada por papas y santos.
En
Fátima (Portugal), en 1917, un grupo de niños alegó haber experimentado una aparición de la Virgen María, quien les habría revelado que cada vez que se reza un Ave María es como si se le ofreciera una rosa, de tal suerte que cada Rosario completo sería una corona de rosas (concepto que había sido mencionado tiempo atrás por San Luis María Grignion de Montfort en su obra Secreto admirable del Santo Rosario).
El 16 de octubre de 2002, el
Papa Juan Pablo II promulgó la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, en la que aprobó que se añadieran cinco nuevos Misterios al Rosario, los misterios luminosos, según se describe más abajo. La introducción de estos Misterios ha sido la única reforma sustancial en este rezo después de varios siglos.

Corona del Rosario
La Corona del Rosario (o
camándula, como se le conoce en algunos países) está formada por 50 granos o cuentas en grupos de 10 (conocidos como "décadas" o "decenas"), con un grano más grueso entre cada década. Cinco granos más forman un colgante que une la cruz a las décadas mediante una medalla. Estas cinco cuentas pudieran simbolizar las Llagas de Cristo y se utilizan para las oraciones adicionales rezadas antes y/o después de los misterios. Se conocen rosarios de 150 cuentas que corresponden con su origen del salterio monacal. Para fabricar los granos se utilizaban semillas de caoba o incluso perlas reales, pero en la actualidad se fabrican de materiales artificiales. En el pasado eran comunes los rosarios hechos con huesos de olivo, algunos de los cuales se creía que eran fabricados con los olivos del huerto de Getsemaní.
Tradicionalmente se recitaban 15 décadas o decenas, número que fue aumentado a 20 con la inclusión en el año 2002 de los "misterios" luminosos. Cada una, como ya se mencionó anteriormente, corresponde a uno de los "misterios" de la
Redención.
Al parecer procede del
tasbih musulmán, introducido en Europa por los cruzados, que a su vez tiene su origen en la India. Una bula del papa Pío V, escrita en 1596, afirma que fue santo Domingo de Guzmán, el fundador de la Orden de Predicadores, quien introdujo el rosario en el mundo cristiano en el año 1221.

Los Misterios del Santo Rosario
Tradicionalmente, el Rosario estaba dedicado a una de las tres series de "misterios", que debían ser recitados secuencialmente, uno por cada noche. Sin embargo, en la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae del Papa Juan Pablo II, publicada el
16 de octubre de 2002, fue introducida una nueva serie de "misterios", los luminosos.
Cada serie de misterios comprende cinco temas distintos para la meditación, cada uno de los cuales es un momento de la vida de Jesús y de la
Virgen, su Madre.

· Gozosos
(Lunes y sábado)
1. La Anunciación del Ángel a María, La encarnación del Hijo de Dios (Lucas 1, 38)
2. La visitación de Nuestra Señora la Virgen María a su prima Santa Isabel (Lucas 1, 45)
3. El nacimiento de el Niño Jesús, el Hijo de Dios (Lucas 2, 6-7)
4. La presentación de Jesús en el Templo a los 40 días de nacido (Lucas 2, 22)
5. El Niño Jesús es perdido y hallado en el Templo (Lucas 2, 49)

· Luminosos
(Jueves)
1. El bautismo de Jesús en el río Jordán (Mateo 3, 13-17)
2. La autorrevelación en Las bodas de Caná (Juan 2, 1-12)
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión (Marcos 2, 3-13)
4. La Transfiguración de Jesús (Lucas 9, 28-36)
5. La institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual (Mateo 26, 26-30)

· Dolorosos
(Martes y viernes)
1. La oración de Nuestro Señor Jesús en el Huerto de Getsemaní (Mateo 26, 39)
2. La flagelación del Señor (Juan 19, 1)
3. La coronación de espinas (Juan 19, 2)
4. El Camino del Monte Calvario, Jesús con la cruz a cuestas (Juan 19, 17)
5. La crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesús (Juan 19, 18-30)

· Gloriosos
(Miércoles y domingo)
1. La resurrección de Jesús (Lucas 24, 5)
2. La Ascensión del Señor (Hechos 1, 11)
3. Pentecostés. La Venida del Espíritu Santo (Juan 14, 16)
4. La Asunción de Nuestra Señora la Virgen María a los Cielos (Lucas 1, 48-49)
5. La coronación de María Santísima como Reina de los Cielos (Apocalipsis 12,1)

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